En la India el diálogo sobre el desarrollo abre una nueva vía
INDORE, La India — Aproximadamente 90 investigadores, especialistas del desarrollo y estudiantes universitarios se reunieron en un seminario en Indore el 7 de abril, para explorar la orientación de la planificación y las políticas de desarrollo en la India. Destacados pensadores participaron en el seminario «Aplicación de principios espirituales y métodos científicos a la práctica del desarrollo», organizado por la Cátedra Bahá’í de Estudios sobre el Desarrollo de la Universidad Devi Ahilya de la India, para estudiar la forma de enfocar el desarrollo económico y social del país de manera integral y de extender sus beneficios a todos los sectores de la sociedad de manera equitativa.
Como preparación para el seminario, los ponentes estudiaron un documento preparado por el Instituto de Estudios sobre Prosperidad Global sobre las experiencias de una organización de desarrollo de la India, Seva Mandir, que moderó los debates a lo largo del día. Con el nombre, El conocimiento puede crecer en nuestros corazones: Aplicando los principios espirituales a la práctica del desarrollo (en inglés), el documento describe los esfuerzos de Seva Mandir para aplicar los principios espirituales y los métodos científicos con el fin de lograr la transformación social.
El seminario comenzó con una ceremonia de encendido de una lámpara, un acto simbólico que significa la disipación de la oscuridad de la ignorancia y el dolor. El vicerrector de la Universidad, el Dr. D.P. Singh, que pronunció el discurso inaugural, marcó el tono de los debates que siguieron al destacar la necesidad de reorientar los planes y políticas de desarrollo partiendo de una concepción no fragmentada del ser humano.
En la mesa redonda que siguió, el Sr. Shravan Garg, periodista con larga trayectoria profesional, señaló que la India necesitaba emparejar los sistemas de conocimiento de la ciencia y la religión para forjar un camino de desarrollo que evitara los peligros del materialismo y del consumismo por una parte y del fundamentalismo religioso por otra.
Otra ponente de la mesa redonda, la Dra. Ranjana Sehgal, profesora de la Escuela de Trabajo Social de Indore, advirtió que las consecuencias de aspirar a un mero desarrollo económico sin que esté moderado por el sólido patrimonio espiritual del país, podían verse en el aumento de «la intolerancia, la corrupción, el terrorismo y la criminalidad, especialmente contra las mujeres».
Al deliberar sobre los principios espirituales de especial relevancia para la práctica del desarrollo, los oradores identificaron señalaron la unidad de la humanidad y la interconexión de los seres humanos con la naturaleza como los más destacados.
«Para que el desarrollo sea verdaderamente eficaz tiene que transformar los corazones y para transformar los corazones necesitamos una atmósfera de amor y unidad. La labor de desarrollo se basa en la unidad; también debe fortalecer la unidad», afirmó la Dra. Janak Palta McGilligan, una bahá’í especializada en desarrollo que recientemente fue galardonada por el Gobierno con el Padma Shri, una de las más altas condecoraciones civiles de la India en reconocimiento a su labor.
Los ponentes también debatieron la relación entre la riqueza y el desarrollo y exploraron los principios espirituales que permiten comprender las actitudes responsables hacia la riqueza.
El Dr. Ganesh Kawadia, director de la Escuela de Economía de la Universidad, mencionó que desde los tiempos de Adam Smith, el desarrollo se ha equiparado con la creación de riqueza.
«El mercado fue considerado el mecanismo más eficiente y justo para crear esta riqueza en beneficio tanto del comprador como del vendedor», explicó. Sin embargo, añadió que solo podía lograrse si se daba una competencia perfecta en el mercado, un criterio teórico que nunca se ha cumplido en la práctica.
«Lo que vemos hoy —señaló— es el fracaso del mercado. La generación de riqueza se persigue independientemente de las consideraciones éticas, lo que da como resultado la explotación y la injusticia».
Al comentar la búsqueda ciega del crecimiento económico, el Sr. Garg explicó que ha perturbado las relaciones esenciales en las que se basa el sentido del bienestar de las personas.
«Millones de personas en la India derivan su sentido del bienestar de la cultura y de la espiritualidad y no de la riqueza económica. Su sentido del bienestar está arraigado en su hábitat, del cual obtienen su sustento general. Cuando en nombre del desarrollo económico se desplaza a las personas de sus tierras y se les priva de sus fuentes de agua o de sus bosques, se convierten en desplazados no solo materialmente sino también social, emocional y espiritualmente».
El Dr. Arash Fazli, colaborador de la Cátedra Bahá’í, añadió que cuando somos conscientes de los lazos espirituales que nos unen a los demás y a nuestro entorno, ya no tiene sentido que los individuos actúen puramente por interés propio para maximizar el beneficio personal.
«El desarrollo llega a ser visto como una empresa colectiva en la que buscamos nuestro propio bienestar al servicio del bienestar de todos. Un espíritu de servicio desinteresado se convierte en nuestra motivación», afirmó el Dr. Fazli.
Aunque los ponentes reconocieron que el objetivo de seguir un camino alternativo de desarrollo que uniera la ciencia y la religión parecía abrumador hubo consenso entre los oradores en cuanto a que las deliberaciones de esta naturaleza, en las que participaba un número cada vez mayor de ciudadanos preocupados, eran urgentes y vitales.
«Los procesos de globalización están extendiendo este modelo materialista de desarrollo en un país tras otro —declaró el Sr. Garg—. Necesitamos encontrar un modelo de desarrollo que sea fiel a nuestro espíritu, pero que también esté basado en la ciencia. Necesitamos abrirnos al mundo y obtener lo mejor del mundo sin perder lo bueno que tenemos.
Comentando sobre el seminario, la Dra. Shirin Mahalati, presidenta de la Cátedra Bahá’í, señaló que, para los estudiantes y profesores que participaron, el encuentro supuso una oportunidad para reflexionar sobre las formas de superar las limitaciones de los modelos materialistas de desarrollo a través de una apreciación del papel que los principios espirituales y los métodos científicos juegan en el avance de la civilización.