En Malasia, la música y las oraciones reflejan las esperanzas de una mayor armonía
SUBANG JAYA, Malasia — Cientos de ciudadanos malayos se reunieron con autoridades gubernamentales, comunidades religiosas y otras organizaciones en un encuentro de oración único destinado a mejorar la armonía racial y religiosa en su país.
Setecientas personas asistieron a la Devocional Merdeka por la Unidad el domingo 31 de agosto, organizada por la Comunidad Bahá'í de Malasia en respuesta a la petición del gobierno de realizar reuniones de oración generalizadas para conmemorar el Día de la Independencia.
«Es evidente que en las décadas más recientes la fuerza liberada por nuestra mezcla étnica se ha fortalecido», comentó Tan Sri Kurup, Ministro del Departamento del Primer Ministro, que fue el invitado de honor del evento.
«Nuestras comunidades parecen haberse alejado las unas de las otras… nuestras escuelas se han vuelto menos diversas y nuestras comunidades más polarizadas. No podemos ignorar este problema esperando que desaparezca solo», afirmó.
El Sr. Kurup expresó su «más profunda gratitud» hacia la comunidad bahá'í «por trabajar duro por la promoción y la preservación de la unidad de las próximas generaciones».
Pero «no podemos conformarnos con reuniones de oración como esta una vez al año –añadió.– Más bien debemos alentar a la gente de diversas procedencias y religiones de nuestros barrios a reunirse para orar en los hogares, tan a menudo como nos sea posible».
Expresando también su valoración de la comunidad bahá'í, Sarojini Pasupathy, miembro de la Federación de Organizaciones de Malasia y Sri Lanka, dijo: «Es la primer vez desde hace un tiempo en que hemos estado divididos, que he sentido la unidad de los malayos.
»Ha sido precioso y conmovedor. Con más acciones como las de ustedes, sin duda superaremos esta tendencia negativa y haremos que Malasia vuelva a ser un país en armonía».
Como parte del programa, un coro de 95 voces cantó arreglos musicales de escritos sagrados. El encuentro también contó con un abrumador periodo de silencio en recuerdo de los casi 300 pasajeros y tripulación que perdieron la vida en el vuelo MH17 de Malaysian Airlines el 17 de julio.
El encuentro fue la culminación del primer Festival Bahá'í Malayo de Música, que había comenzado dos días antes en el centro bahá'í de Subang Jaya, a unos 20 kilómetros de la capital, Kuala Lumpur.
Con edades comprendidas entre 9 y 62 años, los participantes del festival habían llegado de toda Malasia y de Singapur para compartir sus experiencias de actividades de construcción de comunidad en sus propias localidades. En talleres de grupo, compartieron sus talentos musicales, aprendieron a colaborar y desarrollaron estrategias que podrían aprovechar sus talentos para seguir desarrollando sus comunidades.
El mayor de los participantes, conocido como Tío Chin, que había viajado desde el estado de Sabah para poder ir, era un participante muy entusiasta. Se unía a los cantos colectivos, componía música con un grupo y percutía ritmos en un círculo de tambores.
«Si creéis que sois demasiado mayores, no os puedo ayudar –bromeaba con sus amigos músicos.– Pero si queréis sentiros más jóvenes y más felices, ¡uníos a nosotros!».