Diálogos: Testimonios sobre la consagración del templo de Papúa Nueva Guinea

El último episodio de podcast recoge testimonios sobre la reciente consagración de la Casa de Adoración Bahá’í, símbolo de unidad y de progreso.

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PORT MORESBY, Papúa Nueva Guinea — El último episodio de podcast del Servicio Mundial de Noticias Bahá’ís nos transporta a la consagración de la Casa de Adoración bahá’í de Papúa Nueva Guinea para escuchar los relatos de primera mano de tres participantes de la histórica ocasión.

Julie Joekari, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Papúa Nueva Guinea, invitada al programa, compartió la inspiradora historia de unos jóvenes procedentes de una remota comunidad que caminaron durante seis días hasta llegar a la capital, Port Moresby, para la inauguración del templo.

«Estos jóvenes querían de todo corazón […] estar presentes en la consagración y lo consiguieron, a pesar de las dificultades. Pudieron estar allí alegres y felices», afirmó Joekari.

Emily Kasei, quien realiza servicios en la comunidad a nivel regional, destacó las labores colectivas y las consultas que se llevaron a cabo en todo el país para preparar la consagración. Describió la forma en la que algunas comunidades que no pudieron enviar a todos sus miembros eligieron representantes para acudir en su nombre.

«Les abrazaron y les besaron en los ojos diciéndoles: “Lo que veáis vosotros, lo veremos nosotros también”», añadió Kasei.

Jalal Mills, miembro del Cuerpo de Consejeros de Australasia, analizó la forma en la que las actividades de estas últimas décadas de los bahá’ís de Papúa Nueva Guinea, para promover comunidades pacíficas mediante la aplicación de principios espirituales —tales como la justicia, la unidad de la humanidad y la igualdad de mujeres y hombres—, han culminado con la construcción del templo.

«Hablamos de cómo los amigos han caminado hasta esta consagración y de cómo siempre están caminando. Todas estas acciones nacen del amor ―comentó Mills―. El viaje prosigue mientras reflexionamos sobre el modo en que la Casa de Adoración sigue formando parte de la vida comunitaria».

Al final del episodio, Kasei declaró: «Es un símbolo espiritual excepcional de unidad y une a todas las personas y religiones. Constituye nuestra manera de hacer las cosas, nuestra cultura».