Superar el racismo: El fomento de la cohesión social en la población sueca
ESTOCOLMO, Suecia — ¿Puede una sociedad progresar realmente cuando sus ciudadanos viven uno al lado del otro pero en mundos separados, con una vida cotidiana marcada más por una existencia paralela que por una interacción auténtica? En medio de la creciente preocupación por la injusticia racial en Europa, un seminario celebrado recientemente en Estocolmo abordó esta problemática, ahondando en la importancia de fomentar la armonía social en las comunidades locales.
El seminario fue organizado conjuntamente por la Oficina de Bruselas de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB), el teniente de alcalde y los concejales de Estocolmo así como la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos de Suecia.
El encuentro formó parte de las actividades permanentes de la Oficina de Bruselas y los bahá’ís de Suecia para contribuir al diálogo sobre la cohesión social y reunió a funcionarios gubernamentales, diversos agentes sociales y miembros de organizaciones civiles.
La legislación por sí sola no basta
En los debates celebrados en la capital sueca no solo se examinó el papel de la legislación en la lucha contra el racismo, sino que también se estudiaron los aprendizajes extraídos de las iniciativas bahá’ís de desarrollo comunitario, que aplican principios espirituales, como la unidad de la humanidad, a los problemas y retos de la sociedad.
Rachel Bayani, de la Oficina de Bruselas, declaró: «El racismo y los prejuicios se encuentran entre los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad hoy en día.
»Las medidas legislativas, como el Plan de Acción de la Unión Europea contra el Racismo 2022-2025 y la adopción de planes de acción nacionales por parte de los Estados miembros de la UE son pasos importantes, pero como señala el propio Plan, la legislación por sí sola no basta».
Abundando en estas opiniones sobre las limitaciones de los planteamientos políticos, Åsa Lindhagen, concejala de Medio Ambiente y Clima y exministra sueca de Igualdad de Género, declaró: «No se puede hacer solo desde la política, está claro que necesitamos cooperar con todas las fuerzas positivas de la sociedad».
Bayani profundizó en los entresijos de las interacciones sociales que perpetúan el racismo. «El racismo prospera en entornos en los que personas de orígenes diferentes carecen de oportunidades para una interacción auténtica: simplemente viven una al lado de la otra. ¿Dónde se pueden dar esas interacciones significativas?».
El enorme potencial de las interacciones a nivel local
Bayani explicó que, aunque esas interacciones pueden darse en todas partes y en todos los ámbitos de la sociedad, es en los barrios y pueblos donde se dan oportunidades de conversaciones cotidianas entre personas de distintos orígenes y edades, donde pueden forjarse lazos estrechos de amistad, puede surgir una visión común de transformación social y se pueden emprender acciones colectivas.
Kishan Manocha, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, añadió: «Un componente clave del trabajo en el que debemos centrarnos, diría yo, es el fomento de la confianza, porque la confianza entre individuos, comunidades e instituciones de gobierno en este momento de polarización está muy quebrantada, y es necesario restaurarla y desarrollarla sobre nuevas bases».
Bayani subrayó que en las interacciones breves, como los saludos rápidos en un supermercado o incluso en las reuniones anuales entre dirigentes religiosos, no se abordan adecuadamente los prejuicios raciales arraigados.
Sin embargo, explicó, a través de interacciones con sentido entre la población, las comunidades pueden encontrar un camino que seguir. «Lo que se necesita es pensar, reflexionar y actuar conjuntamente para conseguir algo más grande, como la transformación de un barrio en un espacio inclusivo», afirmó.
«Este enfoque ―prosiguió Bayani― pone a las comunidades en el camino de ser protagonistas de su propio desarrollo», que es un principio fundamental de los proyectos bahá’ís de desarrollo comunitario.
Abundando en la idea del progreso colectivo, el teniente de alcalde Anders Österberg afirmó que, a pesar de las divisiones sociales existentes, en Suecia se aspira cada vez más a la armonía racial. Subrayó la necesidad de realizar una labor colectiva para desarrollar comunidades en las que pueda florecer la unidad.
Evin Incir, diputado del Parlamento Europeo, insistió en este punto: «Tenemos mucho trabajo por delante. En la Unión Europea no hay lugar para una mentalidad de “nosotros” y “ellos”; solo existe el “nosotros”».
Ampliando este punto, Bayani profundizó en el principio de unidad en diversidad: «Somos una familia. Los muros que nos dividen son artificiales y deben ser derribados, reconociendo nuestra unidad inherente.
Las iniciativas comunitarias, fuente de esperanza
Nogol Rahbin, de la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos de Suecia, afirmó que las iniciativas bahá’ís de desarrollo comunitario en Estocolmo contribuyen a eliminar las divisiones sociales. Comentó que «residentes locales de diversos orígenes se reúnen periódicamente para organizar diversas actividades, como “festivales de familias”».
Nogol Rahbin, de la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos de Suecia, afirmó que las iniciativas bahá’ís de desarrollo comunitario en Estocolmo contribuyen a eliminar las divisiones sociales. Comentó que «residentes locales de diversos orígenes se reúnen periódicamente para organizar diversas actividades, como “festivales de familias”».
La doctora Rahbin prosiguió: «Esas reuniones son algo más que simples actos sociales. Estimulan un proceso de responsabilidad colectiva entre los residentes».
Añadió que, en este contexto, se reúnen personas que, de otro modo, jamás hubiesen interactuado, forjandose lazos de amistad y una visión compartida de su barrio.
Los responsables políticos expresaron su satisfacción por estas actividades, comentó Rahbin. «El año pasado, el ministro sueco de Integración y Migración visitó uno de esos barrios para aprender de sus residentes. Estas iniciativas vecinales brindan una visión esperanzadora, especialmente en un momento en el que nos enfrentamos a retos como el racismo y el aumento de la violencia de las bandas».
La reunión de Estocolmo se enmarca en una iniciativa más amplia de la Oficina de Bruselas, que promueve debates de la misma índole en colaboración con comunidades bahá’ís nacionales y municipios de toda Europa.
Estos foros buscan profundizar en las ideas presentadas en la declaración de la Oficina titulada Reflexiones sobre la aplicación de los planes de acción contra el racismo: Fomentar la cohesión social desde las bases.