Tras reflexionar sobre el amor de ‘Abdu’l‑Bahá por los pueblos indígenas del mundo y sobre el pasaje en los Escritos bahá’ís que declara que todos somos «las flores de un solo jardín», un artista indígena de Canadá colaboró con una costurera y una docena de personas más para elaborar un bordado con el típico diseño indígena con abalorios.