Dedicados a servir a todo el alumnado
LAS MORAS, El Salvador — En marzo, cuando las escuelas de todo El Salvador tuvieron que dejar la enseñanza presencial debido a la pandemia, una escuela de inspiración bahá’í encontró una enorme reserva de capacidad en las familias, el profesorado y otros miembros de la comunidad para contribuir a mantener un alto nivel educativo para sus 200 alumnos y alumnas.
Vanesa Renderos, directora de la Escuela Riḍván , fundada en 1989, declaró: «Ha sido fundamental la unidad para avanzar durante la crisis. Hemos aprendido a trabajar en equipo con la comunidad entera para seguir educando a los niños. El profesorado ha hecho un esfuerzo extraordinario por su alumnado, esforzándose por alcanzar la calidad educativa y promover conceptos morales que han constituido los pilares en este momento de crisis».
Marcela Contreras, profesora de la escuela primaria, comenta: «Como todos los demás, hemos vivido un año sin precedentes. Sin embargo, gracias a las enseñanzas bahá’ís sobre el servicio, la luz de la esperanza ha seguido brillando tanto en los padres y madres como en mis colegas, animándonos a servir a estas valiosas gemas que son nuestros alumnos y alumnas. En momentos como estos, el profesorado ha aprendido a acercarse mucho más a las familias del alumnado, que han formado parte integral del proceso».
Al principio, la escuela envió una serie de encuestas para evaluar la situación de cada familia. Conforme fue avanzando el curso, la institución respondió caso por caso a las dificultades planteadas por los padres.
Además de ofrecer clases telemáticas, el profesorado ha impartido clases, manteniendo la distancia de seguridad, en las calles de aquellos barrios en los que las familias no tienen acceso a internet o este es limitado. La escuela trabaja siguiendo las directrices del Gobierno para reintroducir la enseñanza presencial limitada, respetando las medidas de salud pública.
Rene Lemus, colaborador de la escuela, explica que los métodos educativos han tenido que responder a las necesidades de cada grupo de edad. «Los más pequeños necesitan una mayor implicación de los padres y madres para aprender de manera efectiva. Estos son quienes más sufren cuando se da una brecha en su educación, y el método de las clases telemáticas no es tan eficaz para ellos. De modo que la Escuela Riḍván ha creado un programa domiciliario en el que el profesorado acompaña a los padres de los más pequeños en su aprendizaje desde casa».
La educación moral y espiritual son aspectos esenciales del aprendizaje del alumnado en esta escuela y se han integrado en la programación durante la crisis.
«Nuestros espíritus han salido fortalecidos al pensar en lo más importante: ayudar y servir a los demás», comenta un alumno. Otro añade: «El aspecto espiritual de nuestros estudios me ha ayudado a darme toda la fuerza que necesito para salir adelante en estos tiempos duros. Tengo un enorme afecto por mis profesores y compañeros de clase porque todos se preocupan por las necesidades de los demás y están menos centrados en ellos mismos».
Lemus reflexiona sobre la estrecha colaboración entre los padres y madres y el profesorado en los últimos meses y el impacto que esto ha tenido en la comunidad en general. «Llevar la escuela al hogar ha tenido como efecto una educación y alfabetización más amplia para algunos padres que no tuvieron la oportunidad de recibir una educación formal en su juventud. El alumnado se sienta frente a una pantalla para aprender mientras uno de los padres se sienta a su lado y aprende también.
En el pasado, todo lo relacionado con la educación se dejaba en manos de la escuela. Pero las nuevas circunstancias están demostrando que todos —la escuela, el profesorado y los padres y madres— deben ejercer su función. Se abre ante nosotros un nuevo sendero para la educación intelectual y espiritual de una comunidad entera».