Las bases de la paz a examen
COLLEGE PARK, MARYLAND, Estados Unidos — Han pasado 30 años desde que la Casa Universal de Justicia publicara La promesa de la paz mundial, una declaración revolucionaria dirigida a los pueblos del mundo sobre el tema de la paz mundial.
Presentada a más de ochenta dirigentes mundiales, La Promesa de la Paz Mundial se publicó en un momento en el que la cuestión de la aniquilación nuclear se cernía sobre la humanidad. Con todo, afirmaba que la paz mundial es la siguiente etapa inevitable de la evolución social de la humanidad. Sin embargo, que el camino hacia la paz conllevase un enorme sufrimiento dependería de la decisión de los gobernantes del mundo y de sus pueblos. La carta ofrecía una explicación concienzuda de las causas fundamentales de la paz y extendía el desafío de la paz mucho más allá de las cuestiones de desarme y seguridad, para abarcar los arraigados problemas sociales que actúan como barreras para la paz.
Su publicación inspiró la creación de la Cátedra Bahá’í para la Paz Mundial de la Universidad de Maryland en 1993.
La doctora Hoda Mahmoudi, actual titular de la Cátedra Bahá’í explica: «El director del Centro para el Desarrollo Internacional y la Gestión de Conflictos de la universidad estaba muy interesado en la declaración de paz y dijo: “¿Por qué no tener un programa en el campus que explore este enfoque de la paz orientado a los procesos”?».
Como programa académico de la Universidad de Maryland, la cátedra proporciona un foro para progresar en la investigación de los problemas de la paz mundial. La doctora Mahmoudi describe: «Desde su inauguración, se ha invitado a profesores universitarios y expertos internacionales a participar en diversos foros y a presentar sus puntos de vista sobre temas relacionados con la paz que van desde el progreso de la mujer, el racismo estructural y las causas fundamentales de los prejuicios hasta la comprensión de la naturaleza humana y el cambio climático».
«En un entorno académico, la Cátedra Bahá’í está tratando de aportar nuevas ideas sobre estas cuestiones, pero, sobre todo, ideas que contemplen además el estudio de los valores».
Nuestro enfoque también ha perseguido la integración de diversas disciplinas en la búsqueda de nuevas perspectivas en las iniciativas de la humanidad para crear un mundo más pacífico, explica la doctora Mahmoudi. Afirma, además: «Invitamos a numerosos especialistas a que vengan y aborden la cuestión de las barreras a la paz. Una de las peticiones que realizamos es que propongan soluciones. Los especialistas son buenos en cuestión de diagnóstico, y les estamos agradecidos por ello, pero la Cátedra también va en pos de un conocimiento que pueda arrojar luz sobre los obstáculos aparentemente infranqueables hacia la paz.
»Esta es un área muy difícil, las soluciones no siempre son evidentes.
»En ningún momento la Cátedra Bahá’í se arroga la posesión de las respuestas. Lo que sí defiende es el compromiso con un proceso de aprendizaje, investigación y educación, para obtener una comprensión más profunda de las barreras hacia la paz y de las vías de progreso».
La Cátedra Bahá’í no solo aporta investigaciones de vanguardia sobre temas relacionados con la paz, sino que también, en muchos sentidos, cuestiona algunos de los supuestos fundamentales que se han consolidado en el discurso contemporáneo y que bloquean el progreso hacia la paz.
Una de esas barreras, identificada por la Casa Universal de Justicia en La promesa de la paz mundial es la creencia de que la humanidad es inherente e incorregiblemente egoísta. Abordando este tema en su discurso inaugural en 2012, la doctora Mahmoudi explicó:
«Hoy en día, lamentablemente, la agresión y el conflicto caracterizan nuestro orden social, un orden que abarca sistemas políticos, religiosos, económicos y culturales. De hecho, muchos se han resignado a la visión de que la violencia y la guerra son comportamientos humanos innatos y, por lo tanto, inmutables. Estas creencias son a menudo responsables de y conducen a una parálisis de la voluntad entre los individuos, un entumecimiento cognitivo que no es fácil de revertir, pero que debe ser superado. En este sentido, el papel de la educación es vital para eliminar las opiniones infundadas sobre la naturaleza humana».
La misión de la Cátedra Bahá’í se extiende más allá del diálogo entre investigadores y expertos y llega al aula. En sus clases, así como en las charlas abiertas a todo el alumnado, la doctora Mahmoudi pretende no solo exponer a los estudiantes a la vanguardia del pensamiento en el ámbito académico, sino también promover una cultura de paz en la universidad y fuera de ella.
La comunidad universitaria también está invitada a las conferencias organizadas por la Cátedra. A principios de este año, unas trescientas personas asistieron a una importante conferencia titulada Transformaciones mundiales: Contexto y análisis para una paz duradera, que fue copatrocinada por la Cátedra y la Comunidad Internacional Bahá'í.
La doctora Mahmoudi comenta: «Atraemos a un gran número de estudiantes de diversas disciplinas. Estamos promoviendo un diálogo en el que los estudiantes interactúan con investigadores y profesionales, y a menudo se plantean preguntas profundas.
»Comprobamos que cuando reunimos a diferentes mentalidades en un diálogo sin confrontación y que persiga favorecer la comprensión, el pensamiento progresa», afirma la doctora Mahmoudi.
A través de sus diversos foros, la Cátedra Bahá'í recaba las nuevas percepciones y las publica como contribuciones a los discursos relevantes para la paz mundial.
La doctora Mahmoudi es la tercera persona en ocupar la Cátedra Bahá'í, después de Suheil Bushrui (1993-2006) y John Grayzel (2006-2011).
Puede encontrarse más información sobre la Cátedra Bahá'í aquí (en inglés).