Tres principales expertos en derechos humanos de la ONU exigen que se detenga la destrucción del cementerio de Shiraz

4 de septiembre de 2014
(De izquierda a derecha) Rita Izsak, la experta independiente de las Naciones Unidas sobre cuestiones de las minorías; Ahmed Shaheed, el relator especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Irán; Heiner Bielefeldt, el relator especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de religión o de creencias. Fotos de la ONU / Jean-Marc Ferré y Paulo Filgueiras.

GINEBRA , Switzerland — Tres máximos expertos de las Naciones Unidas sobre derechos humanos exigieron hoy a Irán que detengan la destrucción en curso de un cementerio bahá'í histórico en Shiraz, Irán. Declararon que la acción es una violación «inaceptable» de la libertad de religión.

En un comunicado de prensa conjunto, Heiner Bielefeldt, el relator especial sobre la libertad de religión o de creencia, Ahmed Shaheed, el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Irán y Rita Izsak, la experta independiente de la ONU sobre cuestiones de las minorías, declararon que estaban «consternados» por los informes de que los trabajos de demolición se habían reanudado en agosto.

Los cementerios, al igual que los lugares de culto, son una parte esencial de la manera en la que las personas practican y manifiestan su derecho a la libertad de religión o de creencias. Su importancia va más allá de su presencia física», declaró el Dr. Bielefeldt.

«Los ataques contra los cementerios son inaceptables y constituyen una violación deliberada de la libertad de religión o de creencias.—Añadió— El gobierno de Irán debe tomar medidas urgentes».

El Dr. Shaheed afirmó: «los bahá'ís tienen ritos y prácticas religiosas para la colocación de los difuntos en sus propios cementerios y el gobierno tiene la obligación no sólo de respetar, sino de protegerlos de la destrucción».

La Sra. Izsak instó al gobierno iraní a tomar medidas concretas para proteger a las minorías religiosas.

Los planes para construir un complejo deportivo y cultural encima de un cementerio bahá'í se han reanudado con el vertido de hormigón en el sitio donde las tumbas de los bahá'ís fueron excavadas con el fin de colocar los cimientos del edificio. La demolición del cementerio, que comenzó a finales de abril, se había detenido temporalmente después de que los medios de comunicación internacionales informasen sobre la profanación y otros gobiernos expresasen su preocupación. Presentación
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Los planes para construir un complejo deportivo y cultural encima de un cementerio bahá'í se han reanudado con el vertido de hormigón en el sitio donde las tumbas de los bahá'ís fueron excavadas con el fin de colocar los cimientos del edificio. La demolición del cementerio, que comenzó a finales de abril, se había detenido temporalmente después de que los medios de comunicación internacionales informasen sobre la profanación y otros gobiernos expresasen su preocupación.

«Los bahá'ís han sido objeto de persecución y actos de violencia. —afirmó la Sra. Izsak.— Las autoridades deben protegerlos de más discriminación y de la estigmatización».

«Se deben adoptar medidas para proteger y mantener el patrimonio cultural de las minorías religiosas, incluidos los cementerios y otros lugares de importancia religiosa», añadió.

El cementerio es el lugar de descanso de unos 950 bahá'ís, muchos de los cuales eran figuras históricas o prominentes de la Comunidad Bahá'í de Irán. En el lugar, por ejemplo, se encuentran las diez mujeres bahá'ís cuyo cruel ahorcamiento en 1983 llegó a simbolizar la persecución mortal del gobierno contra los bahá'ís.

La demolición en el sitio comenzó por primera vez en abril, llevada a cabo por la Guardia Revolucionaria de Irán para dejar sitio según parece a la construcción de un nuevo centro deportivo y cultural.

Después de la excavación de un extenso hoyo pero de poca profundidad, la demolición se detuvo durante varios meses frente a la presión internacional y la expresión de indignación por parte de los iraníes de todos los sectores sociales.

Pero en agosto, llegaron informes de Irán que indican que los Guardias Revolucionarios han reanudado las obras en el sitio, extrayendo los restos humanos de unas 30 a 50 tumbas y vertiendo una base de hormigón para el complejo, que según los informes contará con una biblioteca, una mezquita, un restaurante, un cine, una instalación de guardería infantil y un pabellón deportivo.

Los miembros de la Comunidad Bahá'í de Shiraz rogaron a las autoridades locales que impongan el cese permanente de la construcción, ofreciendo además el compromiso de que el complejo deportivo pueda construirse en el terreno alejado de las áreas donde los bahá'ís están enterrados y que el cementerio en sí se convierta en un espacio verde.

Sin embargo, se ha comunicado a los bahá'ís que las autoridades locales no tienen control sobre los Guardias Revolucionarios, que adquirieron el terreno hace unos tres años.

Diane Ala'i, la representante de la Comunidad Internacional Bahá'í ante las Naciones Unidas en Ginebra, agradeció la declaración de los tres altos funcionarios de la ONU.

«Estamos muy agradecidos por la postura firme que estos tres expertos independientes de derechos humanos han tomado sobre la situación en Shiraz», declaró la Sra. Ala'i.

«La declaración del Dr. Bielefeld, del Dr. Shaheed y de la Sra. Izsak es una clara señal a Irán de que estos actos son totalmente inaceptables y de que es responsabilidad del gobierno defender y hacer cumplir sus compromisos con las normas de derechos humanos, sin tener en cuenta quienes sean los autores».

«El actual gobierno ha hecho numerosas promesas de mejorar su historial de derechos humanos pero ha fallado a la hora de emprender acciones. Ahora las palabras deben ir seguidas por acciones», afirmó la Sra. Ala'i.